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¿Por qué algunos grupos pequeños crecen y se multiplican y otros no? ¿Hay alguna actividad o conjunto de actividades que un líder de grupo pequeño pueda hacer para aumentar la probabilidad de que el grupo crezca y se multiplique? Si es así, ¿estas actividades están fuera del alcance del líder promedio? ¿Se necesitarán años de entrenamiento para dominarlos? ¿O hay un conjunto de actividades que sean alcanzables y realistas que cualquier líder de grupo pequeño que quiera crecer y multiplicarse pueda poner en su horario semanal?

creo que tengo una respuesta a estas preguntas. He tenido el privilegio de dirigir grupos pequeños y entrenar a líderes de grupo durante 25 años. Comenzó cuando, a los 16 años, varios amigos y yo comenzamos los estudios bíblicos a la hora del almuerzo en nuestra escuela secundaria. Crecieron y se multiplicaron» accidentalmente». En la universidad, comencé un grupo de discipulado que se extendió por todo el campus. Durante mis veranos, comencé grupos en pequeños pueblos de Inglaterra y en rascacielos de la ciudad de Nueva York. Después de graduarme, empecé grupos en la zona rural de Virginia. Luego, me contrataron para entrenar, escribir un plan de estudios y supervisar a 300 líderes de grupos pequeños en una gran universidad cristiana. Más tarde, comencé un grupo en mi sótano que se convirtió en una iglesia con más de cien grupos.

Algunos de estos diversos grupos crecieron y se multiplicaron; otros no. A través de los años, he notado que la efectividad a largo plazo de los líderes gira en torno a hábitos simples que esos líderes practican fuera de la reunión del grupo.

Muchos líderes desean sinceramente crecer y multiplicar sus grupos, pero no están seguros de cómo. Trabajan para encontrar mejores rompehielos o hacer mejores preguntas de discusión. Si bien estas son cosas valiosas, la verdadera clave para crecer y multiplicar un grupo celular radica en la práctica de ocho hábitos personales.

El Secreto para un Liderazgo Efectivo

Hace varios años, quería mostrar a los líderes en los que los estaba entrenando exactamente lo que se necesitaría para que fueran altamente efectivos. Al estudiar el ministerio celular y pensar a través de mi propia experiencia, se me ocurrieron ocho prácticas regulares que parecían marcar la diferencia entre efectividad e ineficacia.

Comencé a pedir a los líderes a los que entrené que adoptaran estos hábitos y los incorporaran en sus horarios semanales. Sin excepción, aquellos que usaron estos hábitos se convirtieron en líderes altamente efectivos que crecieron y multiplicaron sus grupos. Los que no lo hicieron, no lo hicieron.

Lo que fue especialmente interesante fue que los dones, la personalidad y la experiencia no eran tan importantes como el compromiso con los ocho hábitos. Los líderes que no tenían el don de enseñar o aquellos que no habían sido cristianos por mucho tiempo, pero que seguían los ocho hábitos, todavía se hicieron efectivos. Los líderes que tendían a ser callados o nunca habían dirigido antes, pero practicaban los hábitos, estaban creciendo y multiplicando sus grupos. Los ocho hábitos marcaron la diferencia.

Después de enseñar estos hábitos durante varios años, he llegado a varias conclusiones:

1. Los ocho hábitos funcionan. Seguir los ocho hábitos de un líder de grupo pequeño efectivo hace toda la diferencia entre mediocridad y grandeza, entre estancamiento y multiplicación. Seguirlos producirá crecimiento, desarrollará líderes futuros y añadirá a lo que Dios quiere hacer.
2. Los ocho hábitos son universales. Se aplican a todas las culturas y a todos los tipos de grupos. Son principios fundamentales que funcionan para cualquier tipo de grupo y cualquier tipo de líder. Se pueden usar con cualquier grupo de personas, independientemente de su edad, raza, género o nivel socioeconómico. Se pueden vivir en el centro de la ciudad o en la granja. Trabajan para aquellos en un campus universitario, para aquellos en una nación extranjera y para aquellos en los suburbios de los Estados Unidos.